domingo, 30 de noviembre de 2008
Escultura Renacentista
“Apareció de entre la multitud un pequeño muchacho, un pastor llamado David. Aquél muchacho metió la mano en el zurrón, saco una piedra, la puso en la honda y disparó. El gigante cayó fulminado en el suelo con un tremendo impacto de la piedra en medio de la frente. Corriendo, David se acercó a él, cogió su espada y decapitó al gigante Goliat”.
Éste fragmento relata e introduce la vida de David, y nos ha servido para dar ejemplo del valor y de la seguridad. También nos muestra que todos los objetivos pueden ser abatidos, por muy grandes que sean, mientras permanezca un propósito en nosotros mismos. Es aquí cuando el centro de todos nosotros es el ser humano.
Vamos a adentrarnos ahora en esta famosa y brillante obra renacentista. Su inauguración fue el 13 de septiembre de 1501. Tres años después, terminó la más bella y perfecta escultura del mundo.
La primera impresión que da esta obra es la perfecta tensión que transmite. Hay una concepción de equilibrio roto, ya que la pierna izquierda se adelanta a la derecha. Su brazo derecho cae hasta su muslo derecho, mientras que su otra mano sutilmente toca su hombro. La cabeza mira hacia la izquierda, con un objetivo fijo y quieto, que nos ha transmitido responsabilidad y seguridad. Su rostro presenta una mueca de odio.
La obra en sí es considerada la anatomía perfecta del hombre, en cambio, esta proporcionalidad no es seguida en todas las partes del cuerpo. Miguel Ángel prefiere darle una hermosa expresividad en sus manos, haciéndolas más grandes para transmitir fuerza y esculpiendo detalladamente los tendones y venas.
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1 comentario:
Muy bien. Hay fragmentos que bien podrías ser copiados. En este post prácticamente no hay faltas ortográficas, pero en el de la pintura había muchísimas. Pasad el corrector. De hecho el hombre del vitrubio lo habéis escrito mal.
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